COLECCION CALZADO PRIMAVERA-VERANO 2012

Eran gemelos idénticos y tuvieron la suerte de llegar a una casa, donde habían disfrutado de una vida larga y feliz, acompañados de un montón de hermanos gemelos más.

Ahora con muchos años ya y con algún que otro "achaque" seguían teniendo la misma certeza que al principio, les hacían sentir que eran muy especiales.

Mucho tiempo de su vida había transcurrido al aire libre; caminando, paseando, comprando, pero sobre todo haciendo algo que les entusiasmaba, viajar a lo largo y ancho del mundo.

Conocían infinidad de países y hoy, se habían levantado especialmente contentos porque saldrían solos hacia un destino nuevo y desconocido, donde habían escuchado, cumplirían con una importante misión.

Eran conscientes que añorarían muchas cosas de su vida cotidiana, entre ellas a sus hermanos, pero lo que mas extrañarían serian los cuidados de esas manos que después de una larga y fatigosa jornada, los cogía amorosamente y acariciándolos con dulzura, los aseaba con esa crema suave y perfumada que los dejaba relajados y como nuevos, para después protegidos por una mullida gamuza, dejarlos descansar.

En esta reflexión se encontraban cuando notaron el tacto sedoso de esas manos tan conocidas y queridas; sintieron como los cubría con un papel que desprendía un leve olor a lavanda y el roce y la presión de un lazo sujetando y supieron que estaban preparados.

El viaje  había sido muy distinto a los demás, no habían podido caminar, les llevaban de un lado a otro, a veces suavemente y otras con algún que otro golpe; el tiempo se les hizo interminable.

En ese instante oyeron voces y dejaron de sentir la presión del lazo, percibiendo el rasgar del papel que los envolvía y cuando la tapa se abrió, lo primero que vieron fueron unos enormes ojos negros que los observaban asomados a una inmensa sonrisa; por fin salieron a la luz, y vieron que había cientos de ojos igual de negros y grandes. Recuperados del impacto y una vez en el suelo, pudieron mirar tranquilamente a su alrededor y fue cuando repararon, que los dueños de eso enormes ojos, tenían todos los pies descalzos. Inmediatamente fueron conscientes de su misión y sintieron un orgullo infinito por ser los pioneros de otros muchos que llegarían para cubrir, calentar y proteger todos esos pies desnudos.