TÉ . . . . . .CUENTO

Hoy tengo un mal día. Ayer me caí  en un comercio y me di un golpe tremendo en ambas rodillas. No reaccione, me levantaron entre tres señores y bueno, aquí estoy dolorida e indignada por culpa de la poca profesionalidad de algunos trabajadores, en este caso la señora de la limpieza que allí estaba, pero su cabeza debía estar en otro sitio; no había recogido el aceite ni había puesto nada para delimitarlo ni tan siquiera había echado unos papeles al suelo.
Alegrémonos un poco y como en gran parte de España ya ha empezado el frio, os invito a descansar un minuto para compartir conmigo una taza de este exquisito (para mi) té americano y un largo post.

Ingredientes por persona


1 taza de leche
1 cucharada de té negro y una mas para la tetera
1 rama de canela
1 corteza de limón (un trozo si es una sola taza)

Calentar la tetera, añadirle la rama de canela, la corteza de limón y el té elegido, a continuación añadir la leche hirviendo y dejar reposar 4 minutos.
Estoy segura que encantara a los que no le conozcáis.

Curiosamente y a lo largo de mi vida, le he pedido en infinidad de establecimientos (cafeterías, restaurantes, pub, etc.) no bebo y nunca se que pedir, la mayoría de las veces fruncían el ceño porque no sabían prepararlo. A día de hoy y después de tantos años, creo que he contribuido a enseñar a mas de un camarero como se prepara este té.

Y si habéis llegado hasta aquí, os dejo este relato que nada tiene de cuento y todo de realidad.

Tenía 7 años y parte de su familia nunca creyó que cumpliera tantos. Su abuela paterna ya pronostico cuando solo contaba uno, que no viviría mucho.

Y allí estaba, tan delgada que parecía transparente, en un tren que cada vagón contaba con su propia puerta, con rumbo a su abuelo materno y desesperando a su madre porque llevaba tres horas para comerse un mini bocadillo de jamón.

Date prisa, llegaremos y no habrás terminado de merendar. Engullo el último trozo en el momento en que pasaban por un puente de hierro mas alto que el propio tren, y con la sonrisa satisfecha de su madre en la cara se  acerco a la ventanilla  y se asomo. Al apoyarse, la puerta-ventana del vagón se abrió bruscamente y ella quedo suspendida en el vacío agarrándose instintivamente al borde del cristal bajado, hasta que la puerta obligada por la fuerza de la velocidad abrió entera y choco de golpe contra la pared del vagón. 

  

                     Imagen de un tren con puertas en los vagones

En ese momento salio despedida milagrosamente, y en vez de caer entre las ruedas del tren absorbida por la fuerza de la inercia.

Voló.

Ese conjunto pijo traído de Francia y que tanto odiaba, con sus pantalones cortos y su camisola mielera se inflo como un paracaídas, para descender después, no sin algo de estrépito, sobre un campo de trigo de la llanura castellana.

Dada la antigüedad, -dicen que los había inaugurado la reina Isabel II- el tren no disponía de alarma. Su padre quiso tirarse también en marcha, pero le sujetaron el resto de los viajeros del vagón –el probablemente si se hubiera matado-

El tren se detuvo a mas de un kilómetro de la caída, gracias a que una pareja de la guardia civil que iban en el ultimo vagón, dispararon al aire haciendo que el conductor detuviera el tren.

Medio tren descendió y corrió a socorrerla, la encontraron magullada pero consciente, la obligaron a caminar para que su madre, a quien obligaron a continuar viaje, viera que estaba viva, después la trasladaron al hospital mas cercano.

Desde entonces sigue volando.